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Entrevista a Clayton Gore de Harkonin

(26 de marzo de 2011)



 Metal moderno.

 No es posible pronunciar estas palabras en una sala sin dividir a los presentes. Algunos te amarán, otros querrán echarte a los cocodrilos.

 Harkonin, un grupo de St. Louis (Missouri), es el proyecto musical de Clayton Gore, quien anteriormente, a principios de los noventa, pertenecía a Eulogy, grupo de death metal de Tampa y uno de los secretos mejor guardados del metal underground. Mientras que Eulogy se ubicaba en pleno corazón de la era old school, Harkonin es metal moderno con influencias death metal, al estilo de los Kataklysm más recientes, Ion Dissonance y otros. En otras palabras, se trata de metalcore técnico con incursiones en el death metal.

 Como persona que procura ser sincera me veo obligado a admitir que cuando alguien menciona el metal moderno en una fiesta, yo me retiro hacia donde estén las bebidas antes de que nadie tenga tiempo de soltar siquiera un “cago en dios”. Las razones detrás de esto no tienen importancia, lo esencial es que mientras que mi objetividad no se ve limitada, lo que sí queda limitado es mi deseo de escuchar metal moderno y, por ello, de escribir sobre él.

 Sin embargo, soy fan de Clayton Gore desde hace tiempo y, como persona que trata de ser sincera, no escondo el hecho de que el metal moderno y un servidor somos incompatibles. No creo que esto deba usarse como excusa para dejar de lado a un músico con talento y a sus creaciones, así que en lugar de ponerme a hablar sobre metal moderno, le planteé a Clayton algunas preguntas que no fueran triviales para que nuestros lectores puedan averiguar por qué en el Dark Legions Archive escuchamos a este hombre con fervor. Sin más prolegómenos, aquí están sus palabras.


Eulogy - Consecration of Fools



 ¿Cuál es la diferencia entre el “metal moderno” (década de 2000) y el “metal underground” (años noventa)?

 No es sólo el metal, la música en general es necesariamente distinta. La música más nueva generalmente está más refinada y procesada, mientras que la música de hace dos décadas era por lo general más cruda. Esto no es una norma, se pueden encontrar ejemplos de ambas cosas en las dos épocas, pero hablando en términos generales, esa es mi constatación. Por aquel entonces, el metal estaba conquistando constantemente nuevos terrenos. Recuerdo cómo con cada nuevo álbum que salía, yo tenía curiosidad por oír qué se había hecho de “nuevo”. Cada nuevo disco tenía el potencial de redefinir y dar forma al género.

 En el metal contemporáneo, rara vez escucho algo que me resulte “nuevo”. Parece como si la mayor parte de los grupos de metal trataran de encontrar “novedad” en los valores de producción o modificando sonidos y frecuencias durante la fase de posproducción. Esto puede conducir a un elevado grado de esterilidad. Ahora bien, lo que hubiera sido un estudio profesional de última generación hace veinte años está, hoy en día, básicamente al alcance de cualquiera que tenga un ordenador y disponga de unos pocos conocimientos y/o algo de paciencia.

 Esto es bueno y malo al mismo tiempo. Como cualquier herramienta, se puede usar mal o abusar de ella. Si se usa correctamente, permite a las personas expresarse de formas que probablemente no estuvieran siquiera remotamente a su alcance hace unos años. Por lo tanto, es bueno y también es malo.


 ¿La idea de un underground es aún viable, o necesaria?

 Un término como “underground” implica algún tipo de unidad o sentimiento de pertenencia a un mismo grupo entre personas con ideas afines, y yo creo que algo así ya pertenece al pasado. Cuando el metal estaba en sus comienzos, era percibido de una forma muy positiva. El subgrupo de personas a las que esta música apelaba se buscaban unas a otras para intercambiar música o simplemente compartir opiniones sobre ella. Las reseñas rara vez eran totalmente negativas. Incluso si quien las escribía no tenía ningún interés particular por el disco en cuestión, por lo general intentaba encontrar algo positivo que decir al respecto. Existía un sentimiento de pertenencia a algo grande, mayor que un disco o grupo por separado, y cada cual era, como mínimo, una pieza más de un engranaje mucho mayor. El metal se concebía como un “bien común”.

 Numerosos factores han provocado un gran cambio en esta actitud desde los primeros días. Las ideas iniciales de alimentar y promover una escena metal cada vez más grande han hecho que distintos grupos y algunos recién llegados, hablando en términos relativos, se hayan vuelto autocomplacientes, llegando a la conclusión de que, si innovar es difícil, no hay nada malo en apoyarse en los grandes e imitar sus movimientos. Una proliferación de grupos del montón e imitadores ha desviado el cauce hacia la mediocridad. El underground era algo especial: uno tenía que tomarse su tiempo, dejar sus ocupaciones habituales para escribir una carta, fabricar flyers, grabar cintas, salir de casa para mandar un paquete postal, etc. Sentíamos que éramos pocos y que era necesario estar unidos.

 Internet le ha dado voz a todo el mundo. Ya no hay viajes de exploración que lleven hasta el conocimiento; todo está al alcance de la mano en cualquier momento. El recorrido de Bathory desde simple fan del heavy metal hasta innovador del black metal y después pionero del viking metal requirió una década, transcurriendo años entre un disco y otro dedicados al estudio y la asimilación. Ahora en hacer ese viaje no se tarda más de unos minutos. El contexto se ha perdido.

 Pido disculpas por la digresión… una respuesta más directa sería decir que ya no existe ningún underground.

 Cualquier grupo, desde los metaleros que graban en su dormitorio con un estudio digital en su portátil y una batería programada hasta los creadores más refinados, tiene una voz y las mismas oportunidades gracias a Internet. La información corre de boca en boca mucho más rápido de lo que pueda tardar en escribir esta respuesta. Cualquier persona es un crítico, que disecciona y rechaza en un instante todo el cargamento de música que ha recibido sólo en la última semana si los primeros diez segundos de cada canción no presentan los sonidos que esperaba escuchar.

 Una red de personas conectadas podría ser una herramienta grandiosa para un auténtico underground colectivo, con el espíritu de los primeros días, pero sencillamente no se ha dado el caso. Cada individuo está aislado y lo juzga todo sin pestañear. Con este panorama, es muy difícil que aparezca algo “nuevo” con algo de valor.

 Por otra parte, la industria musical en bloque se dio cuenta allá por mediados/finales de los noventa de que el metal tenía el potencial de ser comercialmente viable, y procedió a extraer en masa el más bajo denominador común, haciéndoselo tragar al conjunto de la población. No tengo más que acercarme al centro comercial más próximo para comprarme una camiseta de Darkthrone en una tienda. De ninguna manera quiero sugerir que Darkthrone represente la forma más baja de metal, nada más lejos de mi intención (me encanta Darkthrone), simplemente quiero referirme a ese tipo de tácticas de marketing como ejemplo de la creación de los “metaleros de moda” o “metaleros comerciales”. Los profesionales de la venta utilizan las marcas reconocibles para cuya creación han sido necesarias varias décadas de duro trabajo por parte de los grupos para vender la idea del metal. Esta forma de diluir suele darse cuando un poder se siente amenazado: divide y vencerás.

 El metal ha dejado de ser “amenazador”. El misticismo que antaño dio fuerza a la música y sirvió de nexo de unión para individuos con ideas afines ya no existe. Ahora se trata de una búsqueda perpetua del próximo grupo o sonido de moda. Se emplea muy poco tiempo en digerir lo que sale de los altavoces en un momento concreto, o en buscar calidad entre la masa.


 ¿Están relacionados el punk y el metal de forma indisociable hasta nuestros días? Si es el caso, ¿de qué tipo de relación se trata? ¿En qué manera dicha relación ha afectado al metal moderno?

 Eso es absolutamente cierto. Basta con echar una ojeada a algunos de los primeros discos de “cross-over” (un término que prácticamente ya no existe) de grupos como Cryptic Slaughter, COC, Die Kreuzen, Life Sentence, DRI, Crumbsuckers, etc. El punk es anterior al metal, y por ello jugó un papel en la evolución de la música anti-popular, la música que protesta contra la sociedad en general. Hay muchos puntos en común: la ira y la agresión, las letras neo-políticas y/o anti-establishment, antirreligiosas, etc. Se animaba a atacar cualquier costumbre social que intentara atar, limitar o lavar el cerebro a la gente. Era/es una válvula de escape para algunas personas que no disponen de otra voz.

 Había también un elemento “callejero”, “urbano” o pobre en una parte del punk. Se trataba de una forma de expresión generada en base a experiencias vitales del más bajo nivel, no solamente de ira o de ir contra algo por el mero hecho de hacerlo. Era auténtico y puro, igual que el primer metal. Pero todos los innovadores acabaron por pervertirse a causa de quienes eran físicamente capaces de imitar los movimientos y los sonidos, pero carecían de la experiencia vital o el ansia de crear arte con significado. Ambos géneros acabaron diluyéndose.

 El metal experimentó una bifurcación, desviándose la música y la ideología más hacia los mitos y la fantasía/ficción para algunos, mientras que otros mantuvieron firme un pie en la realidad del “ahora”. Es aquí donde el punk engendró el grindcore, con grupos como Napalm Death, Extreme Noise Terror y Doom liderando el camino. Sin grupos de punk como Discharge no habría existido Napalm Death, en mi opinión. Musicalmente, otros grupos ya habían tocado a esas velocidades, pero creo que el Reino Unido mantuvo vivos el espíritu y el ethos del punk en el grindcore. Esto es justicia poética para el punk, también es una verdad geográfica.

 A mi modo de ver, el disco “Undisputed Attitude” de Slayer ilustra muy bien dicha relación.


 ¿El metal es música rock? ¿Lo es el death metal? ¿Y el hardcore (punk)?

 En el sentido en que nosotros somos hombres de las cavernas, así es.

 La música evoluciona, pero su genealogía puede trazarse con facilidad. El rock fundacional incluía la guitarra, y se basaba en ella, construyendo estructuras de fácil comprensión. Desde allí puede trazarse con total facilidad un camino directo hasta el punk rock, el metal, el hardcore, el death metalad infinitum. Si se llevara, por ejemplo, un disco de Immolation a finales de los años cincuenta y se le hiciera escuchar a alguien, ¿acaso verían las similitudes? Probablemente no, pero nosotros disponemos de los beneficios del paso del tiempo y la perspectiva con los que observar el lapso temporal. En lo relativo a las letras, los temas son claramente diferentes, pero no hay manera de saber cuánto de esto está influido por factores externos y cuánto se debe a una evolución intelectual.


 ¿Crees que el metal tiene algún tipo de futuro? Algunos piensan que alcanzó su cúspide, consiguió todo lo posible, y ahora lo que se hace es vivir de las rentas. Otros creen que los días de oro no han hecho más que empezar.

 No estoy seguro de cómo responder a esta pregunta. Mira a Lemmy, por ejemplo. Lleva décadas haciendo lo mismo y es más popular ahora de lo que jamás lo ha sido anteriormente. Lo mismo se puede decir de Iron Maiden, Slayer, Cannibal Corpse y muchos más. No es mi deseo citar a ninguno de los anteriores como cumbre de la contribución artística a la idea romántica del metal, simplemente señalar que el apetito por el metal sigue siendo grande. Entiendo que algunos interpreten esto como una señal de implosión inminente, y predigan que el metal se desintegrará de la misma forma que el grunge, pero lo que pasan por alto, sobre todo los neófitos, es que el metal no es una moda. El hecho de que las grandes discográficas decidieran darle un mayor empuje durante los últimos diez años no quiere decir que no existiera durante las décadas anteriores.

 Yo creo que siempre existirá el factor impresión: el metal es, las más de las veces, un género muy difícil de tocar y requiere un nivel relativamente elevado de competencia y manejo de los instrumentos, lo cual resulta apreciado casi sin excepción, incluso por el oyente casual. También creo que siempre habrá un público para la música dura, furiosa, agresiva y con significado.

 Existe cierta percepción según la cual hay demasiados grupos menores, inferiores, pululando en el mundo del metal. Yo mismo puedo verlo: si se busca en Internet, se encontrarán miles y miles de grupos que publican álbumes y maquetas auto-producidos a diario. Estoy seguro de que algunos de ellos serán bastante buenos, pero la relación señal/ruido es demasiado elevada como para llegar a escucharlos. De ninguna manera creo que se trate de un fenómeno nuevo, es el hecho de verlo a través de Internet lo que hace que lo parezca.

 Cualquiera que estuviera al corriente durante lo que ahora es considerado por muchos el punto álgido del death metal puede corroborar que siempre ha sido el caso. Incluso en Tampa, la “capital mundial del death metal” durante los primeros años noventa, había un puñado de grupos que eran realmente buenos, pero también decenas y decenas de otros grupos de metal que eran meros imitadores, el tipo de grupos que tocaba en salas entre semana para llenar la programación y hacer sus pinitos. Por lo general solían ir y venir sin llamar mucho la atención. Pero ahora que existe Internet, ese mismo tipo de grupos tiene la capacidad de inundar el mercado con maquetas o similares, listas de correo spam para gritarle al mundo que existen, etc. Sólo porque hoy en día oigamos hablar de tantos grupos no significa que no haya sido siempre el caso.

 Estimo, sin embargo, que lo que hemos venido observando en los últimos años podría ser una nueva bifurcación en la senda del metal. A medida que algunos elementos del metal se vuelven más mainstream y aceptados, el extremo opuesto del espectro volverá bajo la superficie y actuará como contrapeso a lo que es popular. Se dará en cierto grado la actitud que podríamos definir como “¿Crees que eso es metal? Te voy a poner metal de verdad…”. Quizás esto lleve a un nuevo tipo de underground, un nuevo reagrupamiento de fans del metal con ideas afines que se nieguen a dejar que el metal muera cuando sienten que ha quedado tanto por decir y por hacer.


 ¿Ha cambiado el público del metal entre 1995 y la actualidad?

 Por supuesto que ha cambiado. Algunas de las personas que eran fans por aquel entonces ya “pasaron su etapa metal”, otros siguen siendo fans y aún vienen a los conciertos. Mirando desde el escenario, me da la impresión de que el núcleo del público sigue respondiendo a los mismos parámetros demográficos: los hombres de entre 15 y 35 años de edad son la mayoría, el resto son mujeres en la misma franja de edad. La gente que viene a los conciertos sigue demostrando la misma pasión por el metal que los fans de hace 20 años.

 Los conciertos son igual de caóticos e impredecibles ahora que antes. Yo diría que los fans del metal parecen ser, en conjunto, un colectivo mucho más exigente, requiriendo hoy en día un cierto nivel de calidad, mientras que hace 20 años cualquier cosa que pareciera metal podría pasar por aceptable. Si se pretende que la gente se deje el dinero que tanto le ha costado ganar para ir a un concierto actual, más vale que el cartel tenga algo de calidad.


 ¿Qué es lo que, en tu opinión, define a un grupo o una canción como “metal”, y de qué manera esto es importante artísticamente?

 Es difícil establecer algún tipo de descripción cualitativa de lo que hace que cierta música sea “metal” sin emplear términos muy subjetivos. No solamente porque resulte intrínsecamente difícil describir tal cosa (más o menos lo mismo que explicarle el color azul a un ciego de nacimiento) sino por los muchos subgéneros y tipos diferentes de metal que existen.

 Tengo una gran colección de música, y me enfrento a este problema cada vez que me pongo a archivar. Es algo que sabes inmediatamente en el momento en que lo oyes. Es el sentimiento que la música provoca dentro de ti cuando la escuchas, la pasión que claramente se ha puesto a la hora de crear la música. Potencia, instrumentos de cuerda con distorsión, percusión grandilocuente, progresiones disonantes de acordes menores, voces furiosas, agresivas… son muchos los ingredientes que componen el cóctel que es el metal, y cada uno añade un sabor único. No todos ellos están siempre presentes, pero no puede haber metal sin al menos uno de estos elementos.

 Por supuesto, tomar uno o varios de estos ingredientes y aplicarlos a otros tipos de música no hace necesariamente que dichos tipos de música se vuelvan de repente “metal”. Muchos grupos populares de los últimos años han adaptado e integrado algunos de los elementos del “metal” por distintos motivos y con diferentes grados de éxito. Ninguno de estos cruces hace necesariamente que pueda considerarse “metal” la música de estos grupos. A mí me parece en general un intento artificioso de llegar a un público mucho más amplio, o de parecer de alguna forma más “peligrosos” o “rebeldes”.

 Hay algunas excepciones en las que, en mi opinión, la fusión ha sido un éxito, pero en su mayor parte, el resultado me parece muy superficial. Esto complica aún más la tarea de definir el “metal” a un recién llegado, o de explicarle a alguien lo que hago.

 En sus inicios el metal se basaba en la guitarra, pero a lo largo de la última década, aproximadamente, el peso principal parece haber pasado a recaer, a efectos estructurales, en la batería, lo cual es una vergüenza. A mi modo de ver esto perpetúa la idea de que no hay mucha composición auténtica dentro del metal, sino que éste es en su mayor parte poco más que una colección de riffs. Una de las prioridades del metal puede ser la velocidad, sí, pero la idea de que se trate de una competición constante por ver quién puede ser el más veloz es una necedad. Yo preferiría música “interesante” o “emotiva” que simplemente música “rápida” o virguerías técnicas.


 Aquí lo tienen: palabras para la reflexión por parte de Clayton Gore. Gracias por haber estado hoy con nosotros, Clayton. Dejemos que circulen los vídeos para que el público pueda forjarse su propia opinión sobre Harkonin y, al mismo tiempo, sobre el metal moderno. Nunca se sabe… igual hasta acabas redimiendo el género.


Harkonin - Cult Of Sin (Ghanima)


Harkonin - Lost Cause (Ghanima)


Harkonin - Exhauster of Souls (Live)


Harkonin - In the Shadow of the Horns (Darkthrone Cover)




(traducción de la entrevista publicada en el blog del
Dark Legions Archive el 26 de marzo de 2011)





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