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CÓMO INICIARSE EN LA MÚSICA CLÁSICA



 Para entretenerme, decidí ponerme a escuchar solamente música clásica durante un mes. Después de haber dado muchos tumbos en busca del siguiente género que capturara el poder del metal de la vieja escuela, me di cuenta de que ninguno se le aproximaba, así que me dejé de teatro y fui directo al peso pesado: la música clásica. Concretamente, me había topado con las siguientes frustraciones:


 1. Los fans del jazz suelen alabar la música por sus rasgos externos, por ejemplo lo salvajes que puedan ser los sonidos, y no por la composición. Esto se debe a que la composición en el jazz está basada en la música pop de los años 30, o bien es totalmente aleatoria. La mayor parte de los solos son aleatorios al 80%, o fraseos memorizados que se emplean para ganar tiempo hasta que al músico se le ocurra algo bueno. Los fans del jazz se niegan a reconocer esto, porque escuchan jazz para parecer profundos a ojos de sus amigos, y les encanta hablar de lo superior que es el jazz con respecto a cualquier otra forma musical, en especial el country, el metal y la música clásica ("esa gente no sabe improvisar", dicen de aquellos que inventaron y siguen practicando la improvisación estructurada).

 2. Me gusta el planteamiento de la música noise, y me caen bien muchas de las personas involucradas en ella. La música en sí es un puto aburrimiento. Se trata de un estudio de texturas con algo de manipulación dinámica para darle efecto, lo que brinda solamente unas cuantas estructuras semilineales para desarrollar en forma de canciones. El resultado es un enfoque en lo trivial, por lo que cualquiera que se meta un micro por el colon, le ponga por encima el sample de un motor de tractor y encuentre la forma de distorsionarlo utilizando ruido atmosférico y biocombustibles se convierte en El Último Genio, aunque el resultado final suene más o menos como todo lo demás.

 3. De la misma forma, me agrada el planteamiento de la música industrial, pero ésta ha sido fagocitada por la música dance, y su naturaleza obsesionada con el ritmo me trae a la mente todo lo que me disgusta de nuestra época moderna: una sociedad malcriada, que rompe la concentración y da coba a los idiotas. Incluso algo como VNV Nation, que tiene mucha miga, empieza a perder después de un par de escuchas por esa misma razón.

 4. Me gusta el planteamiento del country, y puedo disfrutar con el bluegrass y con el folk prehippie, pero no todo el rato. La mayor parte suena muy similar para mis oídos, lo que quizá proviene del hecho de que estos estilos están basados en técnicas similares.

 5. Nunca escucharía metal sólo porque sea metal. Así es como se contribuye a debilitar algo, siendo un público incondicional. Por esta razón, excepto unos cuantos discos, suelo evitar el metal posterior a 1996. Las excepciones, sin embargo, son excelentes.

 6. Los aspectos de “cultura juvenil” propios de la música popular (cómo se trata de un artículo de elevado precio que se vende en base a determinadas suposiciones, cómo millones de personas lo usan como sustituto de una causa, una vida o una meta, cómo generalmente no es profundo y la gente se esfuerza por otorgarle una importancia añadida), son lo que condenó al metal y condenan a cualquier otro género. Mi intención es evitar el marketing para críos, y los aspectos de inclusión/exclusión estilo club social que se inmiscuyen entre la música y los oyentes.

 7. Esta “juvenilidad” de la música significa que se espera de uno que esté deseando gastar sumas absurdas de dinero, desperdiciar su tiempo ojeando revistas, páginas web y foros juveniles, y convertirse al mismo tiempo en blanco del “mercado juvenil” de grandes empresas que se han dado cuenta de que pueden hacerle el juego a la gente y al mismo tiempo tratarles con condescendencia. Todo lo que tenga la etiqueta de "juvenil" se trata como si fuera algo para subnormales, y aun así la gente se lo traga. No harán otra cosa que no sea insultar a la inteligencia y esconder información crípticamente para que alguno pueda convertirse en el mono más inteligente del grupo por haberla encontrado.

 8. La música popular es, bajo la superficie, muy similar en cuanto a melodía, armonía y ritmo. Como resultado, disfrazarla constituye la tarea más importante. Si se toma una canción pop estándar y se le añade a una chica gritando, una tuba y un ritmo disco, se convierte en algo "rompedor". Si a esa misma canción pop se le quita la batería y se le añade un coro de pingüinos gays, se vuelve “innovadora”. O simplemente, si uno tira de lo hortera y mezcla estilos del pasado, resulta “irónico”. ¿Alguien se traga esto? Bueno, los hay que no saben nada de teoría musical, no tienen casi experiencia de la vida y… lo más importante: tienen baja autoestima, son gente cualquiera, y para socializar intentan tener algo en común con los demás que puedan intercambiar mediante transacción. Para eso tienen la música rock, y lo que más les importa no es la música en sí, sino que sea guay.



 Por todo esto, dejé de lado la idea de escuchar música popular. Totalmente. Incluso si es underground o indie, si sigue correspondiendo al formato de la música popular, así es como será percibida y tratada, lo que a su vez afecta a la forma en que se pueda interactuar con ella y asimilarla. En particular, observé como los mayores artistas se esforzaban por escapar del gueto de la música para críos, como hicieron Tangerine Dream, Kraftwerk, Fripp y Eno. ¿Por qué seguir haciendo algo que está muerto?

 En vez de eso, eché mano de mi colección de música clásica, de tamaño más o menos decente, y me dejé los cuartos tanto en Amazon como en Joel’s Clasical Music, una tienda local de Houston. Mi idea era tomar la dirección opuesta durante un mes y ver adónde me llevaba. No hice ninguna investigación previa porque quería emular la experiencia de una persona normal, curiosa, que tenga un trabajo y una familia y por lo tanto descubra cosas por casualidad cuando suena la música de fondo, por encima de los niños que gritan, los compañeros de trabajo charlatanes y la televisión puesta a todo volumen.

 Lo más difícil en la transición fue la diferencia en las dinámicas. La música rock tiene por objeto ser una cadencia constante; la música clásica es como la ola de un océano, a veces es fuerte, a veces inaudible, por lo general se encuentra en un término medio. Con la música rock, tras escuchar los primeros treinta segundos se puede ajustar el volumen, con la música clásica, es necesario encontrar la parte más fuerte de la pieza, porque la mayor parte puede ser más suave.

 Más aún, hay una diferencia de textura. Mientras el rock se compone de guitarras, bajo, batería y voz, los músicos clásicos pueden escoger entre más de una docena de instrumentos. Los usan de forma desigual, porque lo que es un buen efecto para una emoción, o parte de un viaje emocional, no pega con otra. Un momento puede estar repleto de violines, del siguiente se apoderan los contrabajos y metales.

 Por último, hay una diferencia temporal. La música rock tiene canciones de tres minutos, con escasas excepciones. En la música clásica hay algunas canciones de tres minutos, pero lo más común es encontrarse con piezas más largas compuestas por varios movimientos. Los temas se comparten a lo largo de estos movimientos, al modo de una conversación con pregunta, respuesta, debate, modificación y reformulación. No es posible tararear una melodía con el convencimiento de que en treinta segundos, después del estribillo, estará de vuelta.

 Y eso es lo que hice: me pasé un mes entero escuchando solamente música clásica, exceptuando el inevitable swing-rockabilly retro del Starbucks y los politonos enlatados de otros viajeros en el metro. Después de haberlo logrado, estoy en situación de dar algunas recomendaciones a aquellos que deseen iniciarse en la música clásica.


 1. Cíñete a los clásicos. Aprende a escuchar la música ciñéndote a los éxitos que han pasado la prueba del tiempo, concretamente: Mozart, Beethoven, Schumann, Brahms, Schubert y Wagner. Más tarde podrás pasarte a la música barroca, o a la clásica moderna, que están menos a mano, pero aprende primero cómo escuchar la música.

 2. No busques la música clásica más oscura, sombría y tormentosa o vanguardista que puedas. Cualquier imbécil que quiera demostrarte lo profundo que es se cruzará contigo de repente y te recomendará que escuches la obra de Cojónciez Diez meditaciones para un niño moribundo y cubierto de moscas conforme a la perspectiva de la singularidad de Hans Magnus Enzensberger, pero lo moderno no está a la altura de lo antiguo y, en realidad, resulta en cierto modo trivial. De la misma forma, los idiotas intentarán que escuches solamente música clásica “oscura” y música clásica para fans del rock. Este es siempre un camino hacia la estupidez. Aprende a entender la música de los grandes nombres, y todo lo demás se volverá fácil.

 3. Escoge cuidadosamente al director, pero no te preocupes tanto por la orquesta y el año. Los directores de orquesta son como los de cine, interpretan la pieza y pueden echarla a perder o hacer que brille. Sin embargo, la diferencia entre buenos directores es mínima, mientras que la diferencia entre un buen director y uno malo es infinita. Elige nombres establecidos, como von Karajan o Harnoncourt.

 4. No rehúyas las publicaciones de Naxos. Naxos tiene un modelo de negocio sencillo: encontrar orquestas poco caras en sitios remotos para grabar piezas clásicas en interpretaciones basadas en los grandes. Es mitad clonación, mitad espíritu práctico. No todos podemos permitirnos la caja de obras completas de un gran director, pero sí entra en nuestro presupuesto un CD de Naxos a 6 € que emplee un enfoque similar y músicos desconocidos, en alza.

 5. Apoya a tu tienda local de música clásica. Entre otras cosas, la gente que trabaja allí cogió ese trabajo porque ama la música, no les pagan demasiado. Probablemente se pueda conversar con ellos educadamente, casi siempre estarán abiertos a preguntas y, si se les anima a ello, te darán un punto de vista que podrás usar para determinar tu propio rumbo a través de la música clásica. Si encuentras a alguno que odie todo lo que te gusta y al que le guste todo lo que tú odias, su opinión no dejará de tener valor: aplica la regla de la inversión, dale la vuelta a todo lo que te diga y a seguir.

 6. No se lo cuentes a tus amigos hasta que no escuches música clásica con regularidad. La gente intentará disuadirte de lo que haces porque temen que accedas a la Suprema Autenticidad Musical de las Autenticidades Auténticas, y al volverte a ellos los tratarás como te tratarían ellos a ti en ese mismo caso, diciendo que su música es el murmullo aleatorio y ruidoso de mentes de la plebe. Aunque sea verdad (y, en mi opinión, lo es para casi todo el rock y el jazz), no merece la pena entrar en esa discusión. No te comportes como los fans del jazz. En lugar de eso, ve a lo tuyo, y cuando alguien te pregunte, dile el nombre del compositor pero no menciones que es clásico. "He estado escuchando mucho últimamente a un italiano, Arcangelo Corelli". Y si eres un tarado absoluto como yo, puedes describir la música como atmosférica, narrativa e instrumental, y a nadie se le ocurrirá que pueda ser otra cosa que Autechre con una voz en off.



 Resulta gratificante saltarse las reglas y sumergirse en el abismo, dejando atrás cualquier paracaídas conocido hasta el momento. Me sigue gustando el metal, pero me he dado cuenta de que escuchar música clásica me ha agudizado el oído y ha hecho que me sea más fácil dejar de lado el metal malo y quedarme con el mejor, lo que quiere decir que el metal que escucho es más fuerte en calidad, no en cantidad, por lo que puede competir al mismo nivel con cualquier otro género. Además, he encontrado una nueva pasión musical que no requiere que vuelva a oír jamás la palabra "irónico". Chris Stevens


(traducción del artículo publicado en el Dark Legions Archive el 15.12.2009)





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