free counters

Opus Diaboli (2012)

(Reseña)



 He visto recientemente el DVD Opus Diaboli de Watain, que salió hace casi un año (2012), por lo que la reseña que presento a continuación no va a ser demasiado novedosa. Sin embargo, su visionado me ha parecido tan enriquecedor que no puedo pasar por alto la oportunidad de hacer un comentario del mismo. En primer lugar es necesario puntualizar que no se trata de un documental al uso. En realidad es más bien la grabación de un concierto con transiciones entre los temas, aditivos en forma de dramatización o de declaraciones. En su escasa hora y media de duración, no se habla de detalles biográficos del grupo, de aspectos técnicos ni de la personalidad de sus componentes. Todos estos factores materiales, “terrenales” si se quiere, se dejan de lado en favor de un solo gran tema que lo impregna todo: la inspiración. Esta constituye, en palabras de Erik Danielsson (el cantante, que hace las veces de narrador), la fuerza motriz que da aliento a la criatura, y determina toda su creación artística.

 A lo largo del metraje, se van desgranando los distintos elementos que sirven de inspiración al grupo: a grandes rasgos, todo lo oscuro, lo prohibido, lo oculto y lo temible. Desde un punto de vista artístico, Watain se ve como el portavoz de una oscuridad más allá de este mundo, que lo supera y envuelve al mismo tiempo, y su deber es vomitar esa materia negra sobre la faz de la tierra como lava candente que surge con violencia en la erupción de un volcán. Se trata de una visión tan grandilocuente como esotérica, en cuanto que se vale de metáforas cuya comprensión no resulta inmediata. El mensaje de Watain se expresa de dos formas distintas y complementarias que son, por un lado, la propia música y por otro, todo lo que la rodea. Hay un rico simbolismo que impregna todo el arte visual, obra del propio Erik, cuyo significado se explica con un grado de detalle muy superior al de las difusas menciones acerca del origen del grupo. La insistencia en los símbolos y su poder evocador son reflejo de la voluntad del grupo de no dar nada mascado, de negarse a explicar de forma unívoca y sencilla cosas que ni pueden ni deben explicarse de tal modo.

 Por otra parte, es posible concebir el DVD como una respuesta a cierto número de críticas, elevadas desde multitud de sectores de lo que comúnmente se da en llamar “la escena”. Watain han sido criticados, no sin fundamento, por su cambio radical de estilo entre su segundo y su tercer álbum y, más recientemente, por haberse convertido en un grupo de éxito, con un volumen de ventas considerable dentro del terreno del black metal. Personalmente considero que los dos primeros discos del grupo, Rabid Death's Curse y Casus Luciferi, son sin lugar a dudas su obra cumbre, black metal nórdico con la estampa melódica y evocadora de unos Dissection, agresivo y dinámico, con unas letras ricas en contenido y a la altura de lo mejor del género. Sworn to the Dark, su tercer trabajo, fue en mi opinión un traspiés en la transición hacia un modelo distinto, que alcanza su madurez en Lawless Darkness, un black metal diluido en heavy metal melódico y en el deje gótico de unos Fields of the Nephilim, que suena muy distinto de lo viejo, y más calmado, pero igual de inspirado y efectivo.

 Parece haber dos sectores críticos principales dentro del conjunto de fans del metal: los partidarios de la innovación y los fanáticos de la autenticidad. Mientras los primeros alientan una cierta evolución permanente en los grupos, de cuyas características ideales rara vez son capaces de dar definiciones o ejemplos, los segundos condenan todo lo que se salga de los principios del más absoluto inmovilismo. Los innovadores por lo general no encuentran un solo grupo actual que cumpla con sus expectativas, y hablan siempre de decadencia, mientras que los puristas son capaces de renegar de cualquier banda medianamente famosa o audible en favor de la última creación de cualquier grupo genérico de segunda B, a ser posible de algún país con una escena casi desconocida. En realidad, innovación y ortodoxia son dos criterios a los que se otorga excesiva importancia; no son corrientes ni pilares principales de la actividad artística, sino meras constantes que definen determinados aspectos estéticos (en sentido amplio) de las obras, en las que lo realmente importante, aunque a veces lo olvidemos, es el contenido. Por herético que suene, en realidad da igual si un disco nuevo no resulta innovador en ningún aspecto, o si no se atiene a las convenciones del género en el que supuestamente milita, lo que importa es que lo haga por una razón de peso, coherente, y que la forma esté determinada por el contenido, y no al revés. La evolución posterior de Watain es sin duda criticable, pero me parece fuera de toda duda que, a diferencia de otros, este grupo sigue haciendo aquello en lo que cree, creando música con contenido y sacándola adelante con dignidad, cosa que a mi modo de ver queda patente a lo largo del documental que nos ocupa.

 A menudo gente ajena al black metal me ha preguntado si realmente los músicos de los grupos son adoradores del demonio o si en realidad su imagen no es más que una fachada. Mi respuesta es que ninguna de las dos cosas es cierta, pero tampoco es mentira; el black metal no es una religión ni tampoco es una pose, sino algo intermedio. A los seres humanos nos cuesta entender que haya cosas que no estén del todo definidas, y para comodidad de nuestras mentes limitadas intentamos dar a todo aquello con lo que nos topamos una definición clara y excluyente, íntegra al cien por cien. Sin embargo, en la vida las cosas complejas a menudo no entran en este esquema, y el black metal es una de ellas. Simplificando mucho, podemos decir que el black metal es satánico, entendiendo el satanismo como un credo de libertad o liberación personal, razón por la cual se nutre de todo lo opuesto al cristianismo, pero también de todo lo prohibido, repulsivo o peligroso a efectos sociales, todo lo que pueda ser empleado como metáfora de las ansias que experimenta el individuo de liberarse violentamente de lo que le rodea y oprime. Esta es una forma muy esquemática de desgranar el origen de todas las fijaciones temáticas del género, así como de sus opciones estéticas (de nuevo, en sentido amplio), pero en cada caso concreto la teoría se aplica de una forma distinta y, si se quiere entrar en detalles, hay muchos elementos que no es posible explicar directamente. Esto se debe a que la música, como el arte, tampoco explica las cosas tal y como son, sino que las expresa en forma de emociones que otros deben interpretar irracionalmente confrontándolas con sus propios sentimientos. Si alguien pretendiera o fuera capaz de expresar todo esto con claridad cristalina, lo haría en forma de sesudos tratados o manifiestos inspirados, no a modo de música. Por tanto, preguntar si el black metal es música “realmente” satánica o no, si los músicos creen literalmente en lo que expresan, es algo que no solamente es imposible medir, sino que además carece de importancia en comparación con el impacto emocional del mensaje, arropado por los demás factores constituyentes en una unidad indivisible.

 El contenido de dicho mensaje es en cierto modo vago e impreciso, pero está ahí. A diferencia de numerosos grupos dentro incluso del mismo estilo, no estamos ante puro entretenimiento, el vacío de este mundo. Watain se nutre de todos los símbolos e ideas que maneja, los vive y los proyecta, y eso es posible percibirlo en la música, las letras y el arte visual que las acompaña, conformando un todo superior a la suma de sus partes. El mensaje de Watain se entiende a través de la música, o no se entiende en absoluto, lo mismo que sucede con el black metal en general, y por ello tiene todo el sentido que más de la mitad del metraje esté compuesto por un directo del grupo en Suecia, cuyo visionado merece mucho la pena, elegantemente hilvanado con el resto del contenido. Los profanos probablemente no entenderán nada, ¿pero acaso entenderían algo si les habláramos de fechas, influencias, datos sociológicos y personales y técnicas de afinación? A quienes conocen y aprecian al grupo, sin embargo, les aportará información abundante acerca de su visión artística, sin análisis convencionales ni tediosas aclaraciones sino, en lugar de ello, de una forma similar a cómo el grupo se hace entender a través de sus discos y sus conciertos.

 Opus Diaboli es, como mencionamos al principio, un documental que habla de inspiración, en oposición a la explicación, que es lo que se suele esperar de este tipo de documentos. En este sentido, resulta muy superior, en mi opinión, a Until The Light Takes Us (2009), otro documental destacado cuyo propósito es buscar una explicación sociológica a un tipo de música que prácticamente no suena en toda la película. ¿A quién le importa, ayer u hoy, la historia mil veces contada de un puñado de asesinatos, quemas de iglesias y juicios en Noruega cuando de lo que se trata realmente es de apreciar un género musical? Lo que el público busca al abordar cualquier tema, como hemos dicho anteriormente, es una explicación clara y sencilla, y en el caso del black metal, lo más sensacionalista posible cuanto menor sea su interés por la música, pero una explicación de ese tipo no es válida para cualquier tema, y en su DVD Watain se niegan a darla, porque se trata de una respuesta irrelevante. Lo importante para ellos, por lo que se observa, son las manifestaciones de la oscuridad inmensa e infinita que les impulsa a componer, algo que a través de su música, sus palabras, sus símbolos e imágenes es posible sentir y palpar. Opus Diaboli, como los discos de Watain, inspira y evoca, igual que el propio black metal. Mi impresión final es que se trata de un grupo que siente lo que hace, que se ha labrado una carrera con bastante coherencia y determinación, y aunque albergue ciertas discrepancias relativas a su obra más reciente, estoy convencido de que a pesar del relativo éxito de que gozan actualmente no es el tipo de grupo que vaya a plegarse a criterios mercantiles y convertirse en los futuros Metallica del black metal. Es muy posible que en el futuro sigan su línea personal como han hecho hasta ahora, sin perseguir más objetivos que los que marque su propia inspiración.


Belisario, marzo de 2013





© Belisario 2013

© fotos de sus respectivos autores y/o dueños de los derechos

(material encontrado libremente en la red y reproducido sin ánimo de lucro)