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AGOSTO DE 2020 - GÖDEN - BEYOND DARKNESS (2020)


 Seguimos comentando más novedades de este año, presentando esta vez una verdadera sorpresa publicada en el mes de abril, de la mano del sello finlandés Svart Records: Beyond Darkness, el debut de los neoyorquinos Göden. Este es el nombre del nuevo grupo de Stephen Flam, guitarrista de los míticos Winter, una formación de brevísima andadura surgida a finales de los ochenta cuyo único álbum, Into Darkness, fue uno de los primeros exponentes del emergente estilo death/doom. A diferencia de Asphyx o Cianide, otros baluartes de dicho subgénero, el enfoque adoptado por Winter venía a ser una reinterpretación bastante fiel de la fórmula característica de Celtic Frost, en una versión aún más lenta y densa. Para esta nueva aventura, Flam reclutó a Tony Pinnisi, antiguo teclista de Winter, y a Vas Kallas, la cantante de una extraña formación de metal industrial llamada Hanzel und Gretyl, para reinventar el sonido de su antiguo grupo de una manera tan sorprendente como efectiva.


Göden - Beyond Darkness (Svart Records, 2020)


 Dejando de lado el antiguo componente death metal de Winter, la música de Göden se basa casi exclusivamente en el registro doom, con riffs poderosos en tonos graves ejecutados con tanta majestuosidad como parsimonia. Las guitarras pesadas se funden muy bien con teclados solemnes y una percusión minimalista que marca el ritmo desde un plano alejado. En algunas de las canciones se oyen discretos violines, pero aparte de esa nota de color hay muy poca floritura en este disco espeso y relativamente homogéneo. A pesar de su aparente monocromatismo, en la fórmula hay sitio para influencias de la música gótica, en lo relativo a ambientes y teatralidad interpretativa, así como otras más evidentes del metal industrial en el guitarreo macizo y la batería inmutable, sin que la música deje de ser metal pesado en ningún momento.

 En su sonido rotundo y disonante, Beyond Darkness se asemeja claramente al Monotheist de Celtic Frost, no sólo en cuanto a sus cualidades estilísticas, sino también en su forma de modernizar un formato esbozado veintitantos años atrás, escribiendo así un nuevo capítulo de la misma historia con elementos prestados de otros ámbitos, que no son especialmente novedosos de por sí, pero saben insertarse con habilidad y perspicacia para crear algo que sí es nuevo. Pese a no parecerse demasiado a la música electrónica, el álbum tiene algo del avance sibilino y maléfico de los discos más electrónicos de Beherit, con un ritmo mecánico y progresivo que logra generar un aura maligna muy patente que impregna el conjunto de la música hasta hacerse inseparable de ella.

 Beyond Darkness es un disco largo que va dosificando sus ingredientes, sin tratar nunca de estirarse más allá de sus posibilidades. Como resultado, los sucesivos temas presentan longitudes muy diferentes, que obedecen únicamente al desarrollo efectuado en cada uno de ellos. Las últimas canciones tal vez se hagan un poco más monótonas, no porque la música sea redundante en exceso, sino porque las letras se limitan a repetir muchas veces las mismas frases. Este reproche matizado no torpedea los puntos fuertes del disco, que indudablemente son su exquisito equilibrio de géneros y la meridiana claridad de la visión que expresa. Cualquier atisbo de reiteración excesiva palidece ante el asombroso grado de pulido de la fórmula empleada.



 El álbum se divide en la friolera de 19 pistas, hecho que se debe a que algo menos de la mitad son breves interludios narrados que van contando lo que parece ser la historia de un dios creador, llamado Goden, y su influencia en la evolución del universo. No pocas veces un recurso de este tipo peca de ser demasiado explícito y resulta pesado en escuchas sucesivas, pero aquí eso se evita manteniendo una estricta brevedad y, sobre todo, separando los discursos de las canciones propiamente dichas, cosa que se agradece si uno desea saltárselos. Junto al narrador esporádico, en el disco se oye sobre todo la voz rasgada pero inteligible de la cantante, que pega muy bien con el estilo seco y descarnado de la propuesta y, por si fuera poco, exhibe una excelente pronunciación en alemán y griego, los otros dos idiomas utilizados además del inglés.

 Aunque su fecha de constitución nominal sea 2019, salta a la vista que la idea de Göden venía ya de lejos por lo elaborada que está, y es posible que Stephen Flam simplemente haya esperado hasta contar con el personal adecuado para materializarla. Más que un debut al uso que pueda dar pie a una segunda parte, el disco parece una declaración completa que se basta por sí sola, sin necesidad de una hipotética continuación en el futuro. Pese a entroncar con Winter en múltiples aspectos, desde el nombre del proyecto (que daba título a una canción de Into Darkness) hasta la canción de cierre (un antiguo tema instrumental, que aquí aparece con letra en alemán), Göden es una entidad propia con tanta solidez como la lejana formación con la que está emparentada, y su manifiesta sencillez no le impide ser igual de evocadora y potente, si no más.


Belisario, agosto de 2020





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